Se acabó el castigo: el futbolista Luis Suárez vuelve a las canchas
El mordisco a Giorgio Chiellini en Brasil lo sacó del fútbol cuatro meses. Así los vivió.
Como un jugador que está a punto de cumplir el sueño de pisar por primera vez un campo de fútbol, Luis Suárez vive las últimas horas de su sanción por morder al defensor italiano Giorgio Chiellini. Fueron cuatro meses de depresión, de incertidumbre, pero también de reflexión, que ojalá le sirva para que no vuelva a cometer el mismo error por cuarta vez.
Aunque algunos abogados aseguran que la suspensión que le impuso la Fifa se cumple hoy y no ayer, Suárez está listo para volver, ahora con la camiseta del Barcelona (que pagó 81 millones de euros al Liverpool para llevarlo, en la transferencia más importante de esta temporada, por encima, incluso, de la de James Rodríguez). Al frente estaría nada menos que el Real Madrid. Pero el uruguayo, a pesar de su trayectoria, de sus antecedentes (de los buenos y de los malos) no se atreve a pedirle al técnico Luis Enrique un lugar entre los 11.
El incidente en el Mundial, recordó Suárez, pudo haber arruinado una carrera que ya había tenido varios antecedentes. El 20 de noviembre del 2010, cuando todavía jugaba en el Ajax de Holanda, el uruguayo mordió en el cuello a Otman Bakkal, defensa del PSV Eindhoven. El árbitro no vio nada. Los dirigentes del club sí, y lo sancionaron con dos partidos. La Federación Holandesa, videos en mano, lo castigó con siete partidos. Antes de que cumpliera esa sanción, se fue al Liverpool.
La otra sanción por la misma causa se originó el 21 de abril del 2013: mordió en un brazo al serbio Branislav Ivanovic, del Chelsea. Fueron diez partidos de suspensión. No pudo jugar más en esa temporada. Y todo eso, sin contar otra suspensión de ocho partidos, en 2012, por insultos racistas al francés Patrick Evra. Todos esos antecedentes le hicieron pensar a Suárez que su paso al Barcelona, que se estaba hablando desde antes de que ocurriera el incidente con Chiellini, se iba a dañar.
“Me encerré con mi familia, aunque luego reflexioné, pedí perdón y me sentí liberado. Entonces empezaban los contactos con el Barça, y en cuanto mi representante me llamó para decirme que estaba hecho, me eché a llorar, por la situación que estaba viviendo y por el respaldo que me estaba ofreciendo el Barça. Me sentí feliz por el compromiso que el club demostró conmigo”, expresó Suárez en una entrevista al canal TV3.
Un par de meses atrás, cuando el fallo del TAS ratificó su sanción pero le permitió entrenar con sus compañeros y disputar partidos amistosos, Suárez reveló que estaba en un tratamiento psicológico, algo que sus compatriotas le pedían, empezando por el propio presidente uruguayo, José Mujica.
“Ese chico tiene algún problema”, dijo Mujica, apuntándole a su cabeza. “Viene de un lugar muy pobre. La rabia le enfurece y él no se domina. Era el caso para llevarlo a un hospital y tratarlo con psiquiatra. Es un problema que no se soluciona con sanciones”, agregó entonces.
Desde el momento en que se concretó su paso al Barcelona, los dirigentes del club se pusieron a la tarea de apoyarlo. “Todos le ayudaremos a él y a su familia para que tenga una rápida adaptación a Barcelona y al equipo”, declaró el presidente del club, Josep María Bartomeu. “Él reconoció su error y el Barcelona le ayudará a integrarse con éxito de nuevo al mundo del fútbol”, añadió.
Incluso, Bartomeu tuvo que salir públicamente a negar que existiera en el contrato de Suárez una cláusula ‘antimordiscos’, como lo publicaron entonces algunos medios. “No nos replanteamos la decisión tras el mordisco y así se lo dijimos a Luis. Nos preguntan mucho si por cómo reaccionaríamos si vuelve a morder a alguien, pero no podemos hablar de algo que puede pasar o no; no sabemos. Lo que sabemos es que aceptamos esa responsabilidad. No hay ninguna cláusula ‘antimordiscos’: si existiera, lo diríamos.
Momentos duros
La suspensión que le impuso la Fifa y que Suárez apeló ante el TAS fue considerada como “desproporcionada” por buena parte del mundo del fútbol, empezando por el propio agredido. “Siempre he creído inequívocas las medidas disciplinarias por parte de los órganos competentes, pero al mismo tiempo considero excesiva la sanción”, escribió en su momento Chiellini. “Fue un incidente en la cancha. Ya pasó”, agregó.
Los dos primeros meses de la sanción fueron durísimos para Suárez. Tuvo muchísimo apoyo de parte de los hinchas uruguayos, así como del técnico de la Selección, Oscar Washington Tabárez, quien, en una memorable rueda de prensa en la sala de prensa del estadio Maracaná, renunció a la comisión de estrategia de la Fifa, en desacuerdo por la sanción. “Siento que debo alejarme de ese cargo porque dentro de la Fifa hay personas que presionaron para que Suárez fuera sancionado con severidad excesiva. Esas personas manejan valores y procedimientos muy alejados de los que yo creo tener”, declaró Tabárez.
Recién regresó a Uruguay, salió al balcón de su casa en Montevideo a agradecer el apoyo de la gente. Pero luego se dejó ver muy poco. “En esos días estaba muy deprimido. No tenía ganas de hacer nada. Me preocupé por si afectaría el fichaje, claro. Pero sobre todo, por lo que había hecho”, explicó.
El tema de la depresión no era nuevo en la vida de Suárez, que tuvo que afrontar situaciones complicadas desde niño. La separación de sus padres lo afectó mucho. Su mamá quedó a cargo de él y de los otros cinco hermanos. Empezó a beber y a salir de noche. Lo salvó conocer a la que hoy es su esposa, Sofía Balbi. Y durante dos años, fue su gran apoyo. Pero la familia de Sofía decidió irse de Uruguay por la crisis económica. El destino resultó ser una premonición: Barcelona.
Entonces, Suárez volvió a deprimirse, pero sus charlas con Sofía a través de internet le daban una motivación: ir a verla. Ricardo Perdomo, su técnico en las inferiores de Nacional de Montevideo, lo encaminó del todo. Y él le prometió a Sofía que iba a jugar en Europa para poder verla. Viajó varias veces a Barcelona a visitarla, con la ayuda de su club. Y a los 19 años dio el salto a Holanda, al Groningen.
Ajax y Liverpool resultaron siendo apenas escalas para llegar al sitio donde está ahora, al que visitó por primera vez cuando era adolescente. “Venía aquí con 16 años, de vacaciones a visitar a mi novia, y me acercaba al Camp Nou y a la tienda. Me tomaba fotos porque no tenía dinero para comprar. Y cuando pude, las primeras botas que me compré fueron las de Ronaldinho”, le dijo a TV3. “Estoy muy unido a Barcelona por el fútbol que hacía aquel equipo, porque mi hija nació aquí y porque valoré mucho el esfuerzo que hizo el club para ficharme”, agregó.
Fue su esposa, también, la que lo ayudó a reflexionar después del incidente con Chiellini, que inicialmente negó. “Después de unos días en casa con mi familia he tenido la oportunidad de recuperar la calma y reflexionar sobre la realidad de lo que sucedió en el partido Italia-Uruguay celebrado el 24 de junio del 2014. Con independencia de las polémicas y de las declaraciones contradictorias que se han producido durante estos días, todo ello sin haber querido interferir en el buen hacer de mi selección, lo cierto es que mi compañero de profesión Giorgio Chiellini sufrió en el lance que tuvo conmigo los efectos físicos de un mordisco”, dijo, en un comunicado. “Por ello me arrepiento profundamente, pido perdón a Giorgio Chiellini y a toda la familia del fútbol. Me comprometo públicamente a que nunca volverá a ocurrir un incidente como este con mi intervención”, agregó.
El hecho le costó cuatro meses de su vida futbolística. Pero eso se acaba. Ahí están su familia, los uruguayos y los hinchas de Barcelona, listos para verlo jugar.
Algunos minutos
El entrenador del Barcelona, Luis Enrique, dijo que Luis Suárez tendrá “algunos minutos” en el clásico frente al Madrid. “¿Cuántos? Es la pregunta del millón. Es una efeméride importante para él y dispondrá de algún minuto”, señaló el entrenador en rueda de prensa.
JOSÉ ORLANDO ASCENCIO
Subeditor de Deportes
EL TIEMPO
Fuente: EL TIEMPO