¿Post-conflicto o post-acuerdos?
Eduardo Pizarro, el ideólogo de la entrega y actualmente diplomático del gobierno de Santos ante la Corte Penal Internacional, para tratar de encubrir allí el espinoso asunto universal de los “Falsos Positivos estatales”; con su inmensa y conocida capacidad argumentativa, desde la revista Semana (ay, la revista Semana como no) y, como si tratara de un Edgar Perea de la paz narrando las pequeñas incidencias de los diálogos de la Habana, amenazante opina algo semejante a lo dicho por el Secretario de Estado USA John Kerry, de que “el balón está en el campo de las FARC” y, mientras no haya un total y “honesto” desarme de los grupos insurgentes colombianos, su gobierno no ha pensado en sacarlos de su catálogo de terroristas. Ver artículo completo en http://www.semana.com/opinion/articulo/farc-deben-trabajar-para-ser-retirados-de-lista-de-terroristas/460130
¿Cómo explicar esta doble gambeta oficial, ahora, cuando estamos ante la inminencia de la firma de los acuerdos de paz en la Habana?
Sencillo: Porque los ideólogos político-militares globales del Gobierno Santos, ente quienes se destaca el sr Pizarro, están empeñados en presentar los diálogos de paz de la Habana como un partido de futbol, con el fin de que la opinión pública, inducida por los medios bajo su total control, se concentre embebida en lo que sucede en esa cancha, no mire más allá y, no visualice el gato pardo enmochilado ( cambiar todo para que todo siga igual) que viene dentro del concepto desarrollista de post-conflicto, introducido lenta y machaconamente en la mentalidad popular:
Que no se discuta un concepto contrario, alternativo u opuesto a este, como por ejemplo el de post-acuerdos, que explique (así sea someramente) la economía política del periodo de transición que se abrirá en la sociedad colombiana una vez se firme el acuerdo final en la Habana.
Seis, dentro de muchas otras, son las principales características del concepto alternativo de post-acuerdos que están negadas dialécticamente en el concepto de post-conflicto:
- El conflicto histórico, político, social y armado no se ha acabado o finalizado, sino que, al clausurarse su componente armado, se trasformará dialécticamente en su contrario político.
- La lucha de clases (motor de la historia) continuará esta vez bajo la forma de Movilización Social.
- La correlación de fuerzas que, por efectos del Terror del Estado o democracia genocida, es desfavorable actualmente al Bloque Popular, deberá necesariamente transformarse en una verdadera batalla entre esta democracia genocida imperante y su contrario, una verdadera Democracia de Masas o avanzada.
- Esta batalla por una Democracia de Masas lleva implícita una batalla por la Legitimidad Electoral en un país donde predominan dos deslegitimaciones incompatibles con la vida moderna y que nadie puede ya negar: una abstención histórica, en los últimos 70 años, de cerca del 60% y otra, la existencia de todos los delitos electorales i Es decir, la apertura de un proceso de Movilización Social necesariamente tendrá que presionar la modificación de las leyes electorales vigentes en Colombia y re-legitimar las elecciones a realizar. Mientras esto no suceda. Mientras las actuales leyes electorales corruptas y ventajistas estén vigentes; No creo sea posible concurrir a elecciones.
- Se debe ser plenamente conscientes, además, de que esta batalla por una Democracia de Masas lleva dentro de sí, una batalla de economía política contra el credo neo-liberal militarista y autoritario, actualmente imperante y dominante en Colombia.
- Por Ultimo, que debe haber un desmonte efectivo y real de las principales ruedas dentadas del Bloque de Poder Contrainsurgente (BPCi) que giran alrededor del eje de acero de la ayuda (económica, política, y militar) de los EEUU y están articuladas entre sí desde la cúpula del Poder:
- Desmonte legal y practico de los 80 grupos del Paramilitarismo Oficial como Poder Fáctico
- Desmonte legal de la Doctrina de la Seguridad Nacional (enemigo interno) de las Fuerzas Armadas y reducción legal drástica del 5,5% del PIB del presupuesto de guerra contrainsurgente para dedicarlo al desarrollo social y la democracia en el país.
- Desmonte legal del Oligopolio Mediatico Contrainsurgente, abriendo posibilidades legales a los medios alternativos, comunales y populares, ect.
- Desmonte legal de las autorizaciones que hicieron posible la participación de los llamados Gremios colombianos (Fedegán, bananeros, ect) y Cias Multinacionales (Coca-Cola, Monsanto Drummonds, Repsol, BP, Chiquita, ect) en actividades Contrainsurgentes
- Desmonte legal de la Diplomacia para la Contrainsurgencia que, hizo posible los bombardeos al Ecuador y la invasión paramilitar a Venezuela.
- Y finalmente, debe haber un regreso legal de las 9 bases militares que los EEUU tiene en territorio colombiano, junto a un desmonte legal de las actividades contrainsurgentes de las Cias Mercenarias Extranjeras en Colombia.
Como es evidente, la batalla político-económica y legal que sin lugar a dudas dará la Movilización Social durante el periodo de transición abierto con la inminente firma de los acuerdos de la Habana, va mucho más allá del simple cuento Oficial de los 31.000 millones que “costará” el post-conflicto, y de los 450 millones de dólares para la paz de Colombia que ha prometido el presidente Obama de los EEUU, para mantener embobada a la opinión pública mediática. Grandes días están por venir y quizás sea eso lo que tiene descontrolado al presidente Santos
No va a haber una “madre de todas las batallas” como algún día, en su ministerio de Guerra de Uribe, él lo dijera, sino que al transformarse lo militar en político, la fluidez y la persistencia de la lucha política marcará el camino de la Nueva Colombia. ¿No es así, sr Pizarro?
Por Alberto Pinzón Sánchez