FELIZ Y PRÓSPERO AÑO NUEVO?
Estamos a unas pocas horas que se culmine este año, para muchos éste sea su último día laboral o quizás ya se encuentre de vacaciones, disfrutando de estos días soleados y de la compañía de sus familiares, disfrutando de las fiestas de fin de año, aquellas para las cuales invirtió toda su “prima”, o como la gran mayoría solicito créditos en diversos locales comerciales, de no estar reportado en las centrales de riesgo; quizás para cambiar su Smartphone o algún electrodoméstico para su hogar o adquirir vestuario medianamente de marca; porque si algo tenemos en nuestra cultura es la ostentosidad, a los Colombianos no nos importa si “la barriga está llena”, a nosotros nos interesa es estar a la moda, que la pobreza no se refleje en la pinta. Entonces adquirimos deudas o nos gastamos hasta el último peso, soñando en que en los próximos días serán como esa gran frase coloquial de fin de año: “feliz y próspero año nuevo”.
Mientras el pueblo “invierte” todo lo que tiene y no tiene, comprando felicidad, el estado y los empresarios buscan la manera de que el año nuevo tenga de todo, menos prosperidad. Comenzará el año y esa gran masa, que se embriagó, estrenó y sonrió entre abrazos y luces, debe retornar a sus labores, a ese lugar en donde está más tiempo que con las personas que ama; haciendo cosas que jamás imaginó, subvalorando su talento y profesión, a cambio de un miserable e indignante salario que no alcanzará para pagar ni una de las 12 cuotas de alguno de los productos adquiridos que hicieron parte de la felicidad decembrina.
Una persona en promedio en Colombia tarda alrededor de 12 años en duplicar sus ingresos, se trabaja todo un año para que “aumenten” con que comprar una comida adicional, pero con todas las deudas que se adquirieron a fin de año, quedamos entre la espada y la pared; no sabemos si alimentarnos o mantener una eficiente vida crediticia, pues de perderla, se perdería la felicidad de fin de año.
A pesar de la resaca financiera y acidez por el “incremento” salarial, arrancamos año nuevo con la verraquera y pujanza, que nos caracteriza o más bien con la necesidad, como dicen por ahí: “la necesidad tiene cara de perro” y nosotros la tenemos todita. Somos fieles a nuestros amos (jefes). Pues, con tantas deudas y desempleo no estamos como para patear la “lonchera”. No importa cuánto nos degraden salarialmente, esté es un pueblo aguantador y religioso, siempre colocamos la otra mejilla.
Para cuando termines de leer esto, ya el servicio púbico habrá subido, muchos artículos de la canasta familiar habrán incrementado, al igual que los impuestos, pero algún día se duplicarán los ingresos, en 12 o 15 años, quizás nos reporten en todas las centrales de riesgo y debamos trabajar en lo que no nos guste, pero mientras haya ropa nueva, regalos que desempacar, aguardiente y comida, habrá felicidad. ¡Feliz y Próspero 2015!!!
Por Cristhian Herrera
Comunicador social
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