Análisis: El Paro Cívico Nacional como confrontación de dos maneras de pensar la sociedad

I
La perspectiva de un Paro Cívico Nacional y las elecciones regionales reabren reflexiones acerca del horizonte de sentido de la lucha política y social desarrollada en los últimos años. Un ascenso de la movilización y organización socio política en lo cualitativo y cuantitativo, caracterizado por luchas cargadas de un horizonte estratégico; la confluencia de luchas contra el modelo minero energético, pilar de la financiarización y reprimarización del aparato productivo nacional; la institucionalidad actual, sus prácticas – corrupción, represión, cooptación – y su incapacidad para canalizar las demandas sociales y populares; por último, la emergencia y consolidación de nuevas expresiones y actores sociopolíticos con capacidad de movilización y vocación de poder con importantes avances en escenarios electorales y promisorias perspectivas de organización, resistencia y acción masiva. Estos aspectos reflejan demandas sociales postergadas, negadas y aplazadas vs. la consolidación del modelo de acumulación neoliberal y sus implicaciones políticas, sociales, ambientales y culturales.
El momento evidencia crecientes rasgos de crisis del régimen de dominación de clase: límites al modelo de acumulación; rasgos de crisis política caracterizada por las disputas y tensiones al interior de la clase dominante, en lo fundamental vinculadas a los alcances de la implementación de los acuerdos de paz y la forma de administrar la crisis desde el Estado; una creciente pérdida de legitimidad del poder constituido y la institucionalidad que sugiere el agotamiento de la Constitución de 1991 para canalizar las demandas sociales y políticas y para dirimir la conflictividad social. Estos rasgos adquieren resonancia en un contexto de los acuerdos con FARC EP, ahora FARC, que pone en discusión la forma de tratar la conflictividad social prescindiendo de la violencia. Todo ello encuentra un nudo gordiano en la formulación del PND del Gobierno Duque.
Surge la necesidad para la izquierda de componer un bloque histórico alternativo que emerja de los procesos actuales de movilización y organización popular; un bloque con una perspectiva de largo plazo tendiente a instaurar un nuevo modelo económico, social y político en Colombia. Dicho reto implica desatar el proceso constituyente y está determinado por el mismo. Esta reflexión adquiere centralidad en un año que confluyen escenarios electorales y de movilización de gran alcance pues ponen su acento en dos dimensiones: el poder local y el Plan Nacional de Desarrollo.
Un proceso constituyente caracterizado por potenciar tendencias del nuevo perfil de la confrontación social y popular al poder constituido; una nueva concepción de la política y por tanto de la participación en la toma de decisiones, su control, ejecución y ejercicio, ampliando así la noción misma de democracia y Estado. Un ejercicio basado en la acción programática: construir mandatos, políticas, leyes alternativas y demás acciones como derivación del poder acumulado desde abajo por parte del movimiento social y popular. Todo lo anterior implica reconocer y fortalecer las formas de construcción de poder social por cuanto éste es su base, posibilidad y perspectiva: abandonar la trinchera de la oposición, avanzar en el camino hacia ser alternativa de poder.
Lo anterior, y he allí su carácter constituyente, conlleva el desbordar la noción liberal de la política y la institucionalidad o poder constituido actual al ser evidente su agotamiento histórico. La apuesta por una solución dialogada a la confrontación armada vía implementación efectiva y diálogo con el ELN significan el establecimiento de una nueva etapa para la conflictividad social: la consolidación del Estado actual –posconflicto y paz violenta– ante las reformas y garantías necesarias para mejorar las condiciones de vida de las gentes del común y espacios para proyectar y unificar trayectorias y acumulados de lucha, incluidos los de la insurgencia – paz estable y duradera, con justicia social.
II
Estos aspectos de contexto permiten ubicar el objetivo de esta reflexión: “el nuevo perfil de la lucha y movilización social y política se mueve entre la crítica a la sociedad actual y su configuración, al anteponerla a propuestas y expectativas populares que denotan una crítica a la forma de pensar y entender la sociedad neoliberal actual”. Este argumento parte de caracterizar un movimiento social que pasa de la acción destituyente y de resistencia hacia el acto creador de mandatar, proyectar y definir un nuevo amanecer marcado por el buen vivir para las gentes del común; en dicho proceso varios presupuestos de la ideología política dominante son fuertemente, aunque aún no sistemáticamente, cuestionados. Estos aspectos construidos desde el periodo 2010 – 2016 deben ser retomados y potenciados hoy de cada a las jornadas electorales y el Paro Nacional contra el PND.
Asistimos a la emergencia de un nuevo paradigma socio histórico basado en nuevas y fortalecidas concepciones de la política y de perspectiva programática del movimiento social y político. Valga señalar que dicha nueva concepción nace desde el campo social y popular, antes que, de desarrollos jurídicos, teóricos o conceptuales, sin negar el aporte de académicos e intelectuales comprometidos con un nuevo orden histórico. Lo anterior sugiere ya una primera victoria del proceso constituyente ante el poder constituido – en el cual podemos ubicar la institucionalidad académica: fundar un nuevo sentido común. Estos hechos reafirman que la solución a la creciente crisis y pauperización social, política y económica del pueblo tiene que nacer externamente al poder constituido para lograr forjar una auténtica alternativa favorable; denotando así una tendencia constituyente.
El movimiento real en Colombia ha generado una ruptura teórica y metodológica a la concepción hegemónica de la política, los derechos, la participación política, la soberanía nacional, el lenguaje político jurídico y en síntesis al mismo Estado y la historia. Ruptura no solo externa a la academia, sino al Estado y la institucionalidad en general, nacida desde los nadie; un rasgo más de la potencia creadora desde las y los de abajo. Para dicha demostración nos detendremos en prominentes ejercicios unitarios de organización, unidad y movilización: la Cumbre Agraria, Étnica, Campesina y Popular con su pliego y la Mesa Amplia Nacional Estudiantil con su propuesta de ley alternativa de educación superior para un País con Soberanía, Democracia y Paz; la UNEES con su pliego fundacional y el programa presidencial de Gustavo Petro.
Sobre la base de los acumulados programáticos de dichos procesos intentaremos aproximarnos a nociones implícitas, en algunos casos, o explicitas que desbordan la concepción de derecho, soberanía, participación, y por tanto de democracia y Estado. Este esfuerzo en 4 entregas busca alimentar la discusión sobre el alcance político y estratégico que los esfuerzos programáticos ante las elecciones y la movilización puede, y debe, apropiar de lo ya construido para seguir avanzando.
La siguiente entrega hará un análisis de la concepción de Derechos, Soberanía Participación, Democracia y Estado construida por el campo popular indicando cómo desbordan la noción liberal vigente en la constitución de 1991; éste se presentará en dos entregas. La cuarta y última entrega hará una comparación de estos aspectos con el PND del Gobierno Duque indicando vías de un posible pliego recogiendo esos acumulados.
Por Cristian Hurtado
Prensa Rural
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