El nexo necesario entre el circuito literario y el fomento lector infantil
Hay una interrelación existente entre el circuito literario y el fomento lector que hasta ahora opera de un modo un tanto intuitivo, y si bien hasta ahora resulta, podría funcionar un tanto mejor. Es importante que se conozca al público que van destinado los cuentos, preguntarse qué quieren los niños, qué les gusta, con qué disfrutan, qué los hace vibrar cuando leen un cuento. Estas son las instancias que un escritor o autor de un cuento debería tener en consideración a la hora de escribir.
Cuando hablamos de circuito literario hacemos referencia a una red de relaciones entre una cierta cantidad de actividades llamadas “literarias” y consiguientemente esas actividades mismas observadas a través de esta red.
Itamar Even-Zohar, en el documento titulado El sistema literario, toma prestado el esquema de la comunicación y el lenguaje de Jakobson (1980) donde señala que hay actores relevantes en este nexo, como se observa en el siguiente esquema, donde todo gira alrededor del escritor y el lector.
El escritor, productor o emisor de este mensaje o cuento debe empaparse de la realidad de los niños, convivir con ellos, saber qué los hace vibrar y que les fascina. Esto no solo hará que los escritores tengan mayor éxito, sino que los niños puedan tener acceso a los cuentos que son de su interés fomentando así la lectura en los niños desde temprana edad.
Los consumidores y nuestro público objetivo, hay que dejar en claro, en este caso, no es el mismo. Las personas que compran los libros que nuestro público objetivo leerán, son sus padres, tíos, abuelos, conocidos, en fin, adultos. Es así como se diluye (en primera instancia) la relación con el lector infantil.
Los mediadores de lectura, que en este caso son los adultos con conocimiento de literatura infantil, llevan los libros a los niños y es así como el rol del mediador resulta eficiente. Es por esto que el mediador es una persona que hace el nexo entre el niño y el libro infantil, incentivándolo a leer, a disfrutar con un libro, a leer tranquilamente, a divertirse, a pasar un momento agradable, a dejar volar la imaginación y así fomentar el desarrollo integral del infante.
Para un acercamiento diferente a la literatura infantil, dejo a su disposición algunos cuentos para niños que hablan de los libros y su relación con el ser humano.
El increíble niño comelibros, escrito e ilustrado por el inglés Oliver Jeffers. Narra la historia de Enrique, un niño al que le encantaban los libros, pero él no los leía, Enrique se comía los libros, tanto así que descubrió que los de color rojo eran sus favoritos. A medida que comía y comía libros se daba cuenta que sabía mucho más y que incluso sabía muchas cosas y sus profesores estaban realmente sorprendidos. Pero un día comenzó a sentirse incómodo y con dolor de estomago, su cara comenzó a cambiar de color y ahora era un poco verde, más verde, verdísimo! Es así como el protagonista de nuestro cuento decidió cambiar sus hábitos alimenticios, a reemplazar el comerse los libros por probar brócoli, pero siguió leyendo por mucho más y así pudo conocer y emocionarse con lugares que no conocía y que eran realidad solamente en los libros.
Los fantásticos libros voladores del Sr. Morris Lessmore, escrito por William Joyce, es una historia inspirada en el corto ganador del Óscar el año 2012. Este cuento fantástico narra la historia de Morris Lessmore, un hombre que amaba las palabras, las historias y también amaba los libros. Un día cualquiera el cielo oscureció y un fuerte viento sopló causando un gran desastre y también estropeando los libros que el protagonista con tanta dedicación había escrito. Pero lo anterior ayudó a que Morris conociera un lugar maravilloso, una biblioteca, un lugar donde anidaban los libros. Al poco tiempo se dio cuenta que los libros estaban desordenados y algunos bastante estropeados, así que él se encargaba de mantenerlos limpios, desdoblar algunas páginas, encuadernarlos y dejarlos como nuevos. Pasaron y pasaron los años, Morris ya era un anciano y debía seguir su rumbo hacia otro camino, pero no se preocupen, una niña curiosa descubrió la biblioteca, abrió un libro y la historia que les acabo de contar vuelve a comenzar.
¡Es un libro!, escrito por Lane Smith, narra la historia de un mono que lee libros, mientras que su amigo el asno es fanático de los computadores y la tecnología. Aunque ustedes no lo crean al parecer el asno no sabe qué es un libro y nunca ha visto uno. Como es un asno muy curioso hace muchas preguntas al mono: ¿cómo ajustas la página?, ¿sirve como blog?, ¿envía mensajes?, ¿tuitéa?, ¿tiene wi-fi?. El mono está tan molesto que decide prestarle el libro y es así como pasan las horas y el asno lee que lee las páginas del libro, y no se lo quiere devolver al mono, pero no le importa ya que irá a la biblioteca a buscar otro libro para leer.
The Jolly pocket postman, escrito por Janet & Allan Ahlberg cuenta el día a día de un cartero que va casa por casa entregando mensajes. Lo interesante del cuento es que las cartas escritas a los destinatarios no son necesariamente cartas, sino que también posee invitaciones de cumpleaños, recetas de cocina, un pequeño libro, un mensaje breve, entre otros y como están presentados en formato original se le puede enseña a los niños las distintas superestructuras de los escritos. Por poner un ejemplo, hay una carta destinada a una bruja y el contenido del sobre es una receta mágica para hacer sapos. Otro destinatario es un niño al cual le envían una carta para invitarlo a un cumpleaños y así, un sin fin de destinatarios que reciben cartas y otros escritos.
La invitación queda hecha, solo falta que como lectores, escritores… en fin ¡mediadores! de lectura puedan fomentar en los niños la lectura desde temprana edad.
Fuente: revistaterminal.cl