Papa rechaza matrimonio gay
En su exhortación apostólica Amoris Laetitia (La alegría en el amor), dedicada a la familia, el papa rechazo el matrimonio igualitario, en relación al divorcio afirmó que las personas divorciadas pueden volver a comulgar y agregó que “no sólo no tienen que sentirse excomulgados, sino que pueden vivir y madurar como miembros activos de la Iglesia”.
Mientras la Corte Constitucional abre la puerta al matrimonio entre parejas del mismo sexo, la Iglesia a través del su máximo jerarca, rechaza este vínculo.
El Papa rechazó la figura del matrimonio entre parejas del mismo sexo al señalar que “es inaceptable que las iglesias locales sufran presiones en esta materia y que los organismos internacionales condicionen la ayuda financiera a los países pobres a la introducción de leyes que instituyan el ‘matrimonio’ entre personas del mismo sexo”.
Las declaraciones del pontífice se dan cuando la Corte Constitucional en Colombia abrió la puerta para el matrimonio entre personas del mismo sexo. Sin embargo, es necesario aclarar que los ciudadanos nacionales pueden casarse en el marco de un matrimonio civil, amparados con todos los derechos que dan las leyes. En el caso del matrimonio católico se depende de los parámetros de esta institución.
Sobre el divorcio el papa sostuvo que “ya no es posible decir que todos los que se encuentran en una situación así llamada irregular viven en pecado mortal” y agregó que “No me refiero sólo a los divorciados en nueva unión, sino a todos, en cualquier situación en que se encuentren”.
El papa también advirtió que “es mezquino detenerse solo a considerar si el obrar de una persona responde o no a una ley o norma general. A los sacerdotes les recuerdo que el confesionario no debe ser una sala de torturas, sino el lugar de la misericordia del Señor.”
El pontífice hizo un llamado al perdón y respeto de las personas por parte de la Iglesia Católica “un pastor no puede sentirse satisfecho solo aplicando leyes morales a quienes viven en situaciones irregulares, como si fueran rocas que se lanzan sobre la vida de las personas”.
A esos pastores los calificó como “corazones cerrados que se esconden detrás de las enseñanzas de la Iglesia “para sentarse en la cátedra de Moisés y juzgar, a veces con superioridad y superficialidad, los casos difíciles y las familias heridas”.
El Papa llama a analizar las condiciones de cada caso, y advierte: “Es posible que, en medio de una situación objetiva de pecado, se pueda vivir en gracia de Dios, se pueda amar, y también se pueda creer en la vida de la gracia y la caridad, recibiendo para ello la ayuda de la Iglesia”. Y añade, pero solo a pie de página, pese a la importancia de la cuestión: “En ciertos casos, podría ser también la ayuda de los sacramentos”.