Bronceado bonito y saludable: ¿realidad o ficción?
¿Estás preparando tu piel para el verano? ¿Eres de los que piensan que estar moreno es sinónimo de belleza? Si eres de esas personas que se acompleja de su color de piel y se tumba como los lagartos ante el sol durante horas o se mete en una cabina de rayos UVA con la misma frecuencia que visita una peluquería, deberías conocer los riesgos que supone esta actividad para tu salud.
Doña Letizia, presidenta de honor de la Asociación Contra el Cáncer (aecc), ya apuntó en elPrimer Simposio Internacional sobre Cáncer Cutáneo, hace varias semanas, que “estar morenos no es estar guapos, es correr un riesgo para la salud”.
Esto es precisamente lo mismo que reafirma una vez más, en una entrevista con EFEsalud, Pedro Jaén, el dermatólogo que se encargó de presidir el mencionado acto. Según el doctor, es un error el empleo del concepto “conseguir un bronceado sano y bonito”.
Pedro Jaén explica que el bronceado es una consecuencia del estímulo de los melanocitos por la radiación ultravioleta, es decir, es una defensa ante esta radiación por lo que no es posible tener un bronceado bonito sin sufrir una agresión.
El bronceado que casi todos desean se produce de la manera siguiente: “cuando la agresión que recibe la piel no es tan grande como para tener una quemadura solar que suele venir acompañada de una inflamación y una descamación”, explica Jaén.
En el caso de llegar a esa descamación se puede presentar la piel en forma de láminas, pelada o incluso puede no apreciarse. Esto da lugar a un bronceado irregular debido a la excesiva agresión y, lo peor de todo, según Jaén, es que “una vez se produce la quemadura, el daño ya está hecho y no es posible la reparación; no nos sirve echarnos crema después o tomarnos algún producto”.
Los rayos se graban en la memoria de tu piel
Vivimos en una sociedad en la que la presión por estar moreno es muy alta; cada vez se hace más popular el uso de cabinas de rayos UVA para broncearse de una forma rápida, eficaz y asequible.
El dermatólogo matiza que los rayos que emiten las cabinas de bronceado son “los rayos ultravioleta A y producen envejecimiento y cáncer de piel“. Además, estos centros no permiten que los menores de 18 años se sometan a este tratamiento porque es una decisión muy importante que resulta perjudicial para la salud.
En España, se diagnostican cada año 3.200 nuevos casos de cáncer de piel, aunque un diagnóstico precoz permite curar el 95 por ciento. Su incidencia aumenta a un ritmo anual del 10 por ciento y en el caso del melanomamaligno (causante del 80 por ciento de las muertes) es siete veces inferior al resto.
De hecho, el riesgo de padecer melanoma es mayor en las mujeres (55,9 por ciento) que en los hombres (44 por ciento).
Las predicciones que realiza la Organización Mundial de la Salud, en función de la población española y de la cantidad de cánceres que hay en la actualidad son las siguientes:
- En 2015 habrá 10 nuevos casos por cada 100.000 habitantes.
- En 2020 esa cifra aumentará hasta los 17 nuevos casos.
- En 2025 serán 24 las nuevas personas con este tipo de cáncer.
- En 2030 serán 32.
Una opción que no es perjudicial -salvo que tengas algún tipo de alergia- aunque tampoco aporta un color muy natural, es el uso de los autobronceadores cuyo principio activo es la dihidroxiacetona, una sustancia que puede ser considerada como un tinte.
Los autobronceadores se presentan de diversas formas y según subraya Jaén, “tiñen la capa córnea de la piel aunque hay que tener en cuenta que no la protegen de la radiación ultravioleta”.
El índice de factor de protección solar
El índice de factor de protección de las cremas solares se obtiene en laboratorios utilizando una cantidad determinada de crema por centímetro cuadrado.
Es cierto que sobre este tema existe el debate sobre si el índice de factor de protección de las cremas solares es real o no y, en este sentido, Pedro Jaén recomienda la utilización de un factor de protección alto porque “sabemos que la media de las personas que hacen uso habitual del fotoprotector, se aplican menos cantidad de la que se utilizó cuando se elaboró en el laboratorio”.
En este caso, el factor de protección no es el que indica el envase, es decir, “si tenemos un protector del 50 igual estamos utilizando sólo un 25 porque nos aplicamos menos cantidad”.
Asimismo, las condiciones de testado en laboratorio, están definidas con una determinada temperatura y humedad y cuando utilizamos estas cremas en el día a día a veces estamos sudados o el producto tiene que soportar unas temperaturas muy altas por lo que no son tan efectivas.
Recomendaciones
Pedro Jaén sostiene que en algunas ocasiones suele recomendar los antioxidantes orales en aquellos pacientes que necesitan una fotoprotección alta porque se ha demostrado que reducen los efectos de la agresión por la radiación ultravioleta. El especialista aclara que estas pastillas no actúan como fotoprotector pero son sustancias antioxidantes y antiinflamatorias.
El sol agrede la piel directamente actuado sobre las células e indirectamente generando radicales de oxígeno (los oxidantes que acaban en inflamación). La ingesta de antioxidantes para esta finalidad disminuye la liberación de especies radiactivas de oxígeno y reducen, por lo tanto, la agresión mediada por oxidación y por inflamación de la radiación ultravioleta.
El dermatólogo recuerda que existen una serie de recomendaciones básicas que hay que tener siempre en cuenta:
- Cuídate por fuera: Hay que aplicarse el fotoprotector siempre media hora antes de exponerse al sol, protegerse con ropa o ponerse a la sombra.
Jaén insiste en que “aumentar el tiempo de exposición al sol para broncearse con un fotoprotector es un contrasentido”. El fotoprotector tiene la función de ayudarnos a realizar actividades al aire libre minimizando el daño que recibimos por la radiación ultravioleta solar. Además, hay que tener especial cuidado con el sol del mediodía, cuando está más alto, por lo que se recomienda “gran precaución dos horas antes y dos horas después de este momento”.
- Cuídate por dentro: El doctor aconseja hacer una dieta variada en la que aparezcan, sobre todo, alimentos con poderes antioxidantes como las frutas y las verduras. El doctor Jaén añade que las propias plantas necesitan los antioxidantes para defenderse de la radiación ultravioleta y, de hecho, “muchos antioxidantes se obtienen del reino animal”.
Fuente: EFE